Iglesia Cristiana
aposento alto norte
Somos una de las 30 congregaciones de las Iglesias Cristianas Aposento Alto en Colombia, llevamos mas de 40 años acercando la palabra de Dios a las personas de este territorio.
Desde
Enero de 1979 en
Bogotá, Colombia
Ubicación
Carrera 16 # 140 – 50 Barrio Cedritos
Creemos en Las escrituras
Creemos que la Biblia, compuesta por 39 libros en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento,[1] es inspirada por Dios[2] (2 Pd 1:21). Es decir, en los manuscritos originales[3], los santos hombres de Dios fueron “impulsados por El Espíritu Santo[4]” para transmitir sin error[5] la revelación directa y suficiente[6] de Dios para la humanidad. Estos 66 libros se unifican alrededor de la obra salvadora de Dios a través de la persona de Jesucristo.
La palabra de Dios es indispensable para la salvación y la santificación del creyente. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento llevan al creyente a entender la importancia de la obra de Cristo Jesús7, y de igual manera ambos testamentos lo llevan a reflejar el carácter de Cristo al revelar todas las cosas necesarias para llevar una vida que agrada a Dios (2 Pedro 1:3).
(*) Declaración doctrinal tomada de las iglesias Aposento Alto e Instituto fiel y modificada para Aposento Alto Norte
[1] Este Canon excluye las obras apócrifas del Antiguo Testamento que nunca fueron reconocidas como inspiradas por el pueblo judío y las obras pseudoepígrafas del Nuevo Testamento escritas luego del primer siglo d.C. y que no fueron reconocidas por la Iglesia primitiva.
[2] Creemos en la inspiración total de las Escrituras, la cual incluye la gramática y vocabulario usado por los autores y no solamente las ideas plasmadas en los escritos.
[3] Hay suficiente evidencia textual para reconstruir con seguridad los manuscritos originales, aunque no tengamos acceso directo a ellos. Reconociendo que hay variantes textuales válidas y que puede haber diferencia de opiniones entre ellas, ninguna variante textual afecta ni pone en duda las doctrinas fundamentales.
[4] Dios usó las personalidades, contextos históricos y estilos literarios de los autores. Cada hombre escribió en libertad y control de sus acciones, pero con la guía sobrenatural del Espíritu de Dios, de tal manera que cada palabra es puesta con el propósito de transmitir la verdad de Dios.
[5] La Biblia es la revelación del Dios de verdad; por esto la Biblia no tiene error alguno en los sucesos, los milagros, la historia y la geografía en ella descrita.
[6] Dios no nos ha revelado toda la verdad acerca de todos los temas, ni ningún tema exhaustivamente. No obstante, nos ha dado a conocer lo suficiente para acercarnos a Él, conocerle, y comprender sus deseos, intenciones y planes para la humanidad. 7 El Antiguo Testamento desarrolla históricamente el plan de salvación de Dios; plan que se cumple en su mayoría en la primera venida del Mesías y que culminará en Su segunda venida. El Nuevo Testamento ilumina el Antiguo y nos permite mirar hacia atrás para interpretar los eventos y profecías a la luz de la muerte y resurrección de Cristo.
Creemos en Dios
Creemos en El único (Deut 4:39) Dios eterno[1], creador[2] y que es soberano sobre todo lo que existe[3]. Dios existe eternamente en tres personas[4], Padre (1 Tes 1:1), Hijo (Juan 1:14) y Espíritu Santo (Hch 5:3-4).
Creemos que Dios es infinito y que trasciende su creación (Salm 113:5-6). Sin embargo, Dios se ha manifestado a los hombres permitiendo que la humanidad pueda conocer su carácter a través de sus obras (Rom 1:19-21), su trato con la humanidad y las Escrituras que ha inspirado (Juan 5:39). En la creación, Dios nos muestra su poder absoluto, su majestad y su grandeza (Salm 19:1). Dios ha dado a conocer su perseverante fidelidad (Deut 7:9), amor, compasión (Exod 33:19), misericordia (Efe 2:4-5) y justicia (Rom 3:24-26) en el trato con su Pueblo; en especial en la redención de los pecadores por medio de la muerte de Cristo (Rom 5:8). Creemos que las diferentes profecías guardadas en las Escrituras[5] nos hablan de su soberanía sobre todo evento histórico y de las vidas personales de cada individuo (Salmo 135:5-6) y demuestran la sabiduría de Dios (Rom 11:33). Creemos que Dios tiene conocimiento absoluto sobre toda obra, pensamiento (Salmo 139:1-4) y evento de su creación. Creemos que Dios se declara y ha demostrado ser absolutamente bueno (Salm 100:5) y que sus intenciones y acciones siempre buscan dar de su bondad a sus hijos (Rom 8:28).
Creemos que por todo su carácter y grandeza Dios es digno de recibir toda adoración y honor de parte de todo lo que existe. (1 Cron 16:25-31)
[1] La existencia de Dios como una tri-unidad es eterna; siempre ha habido una relación Padre, Hijo y Espíritu Santo, aún antes de la encarnación de Jesucristo.
[2] Dios trasciende el espacio físico y temporal (existe por encima de Su creación, más no depende de ella)
[3] Dios es soberano, no solo por Su omnisciencia y presciencia, sino por Su propósito y autoridad sobre todo evento en Su creación.
[4] Dios en tres personas distintas con roles complementarios. El Padre es soberano sobre todo; el Hijo es la imagen del Dios invisible; el Espíritu Santo revela la verdad de Dios.
[5] El libro de Daniel nos proporciona un ejemplo de cómo Dios opera por encima de todo gobierno humano y tiene conocimiento y control de todo evento histórico.
Creemos en el Espíritu Santo
Creemos en la personalidad[1] (Ef. 4:30) y la divinidad[2] (Hch. 5:3-4) del Espíritu Santo. Él realiza el milagro del nuevo nacimiento cuando alguien cree en Cristo[3] (Tito 3:5) y habita en el creyente[4] (1 Cor 6:19) capacitándolo para llevar una vida de santidad[5] (Gálatas. 5:16, 22-23).
Creemos que el Espíritu Santo coloca y bautiza[6] a todos los creyentes en la Iglesia al momento de su conversión (1 Cor 12:12-13). El Espíritu Santo nos identifica como hijos de Dios[7] (2 Cor 1:22) y garantiza [8] (Efe 1:14) nuestra herencia eterna en los cielos. El Espíritu Santo reparte dones a cada creyente (1 Co 12:4-7) y da los recursos necesarios para la edificación del cuerpo de Cristo (1 Cor 14:12; Hch 1:8).
[1] Su personalidad se prueba por los pronombres personales que se le aplican, su relación con las otras Personas de la deidad y con los seres humanos y Sus características personales que se le atribuyen.
[2] El Espíritu Santo es una Persona de la Trinidad y es completamente Dios.
[3] Él es quien convence al mundo del pecado de no creer en Cristo. Es la persona divina que al momento de creer en Cristo nos regenera y coloca en la posición más gloriosa que el ser humano puede conocer, el de hijos de Dios.
[4] Él es quien se encarga de revelar a Cristo y en quien tenemos la presencia real del Padre y del Hijo (Juan 15:26).
[5] Sin la presencia poderosa de Dios, el Espíritu Santo, es imposible cumplir las demandas divinas para la vida de santificación y servicio a Dios.
[6] El bautismo en el Espíritu Santo no es una “segunda bendición”; más bien ocurre en el momento de la salvación. Por tanto, el creyente no necesita una “experiencia adicional de gracia” para confirmar la presencia del Espíritu Santo en su vida.
[7] El sello indica seguridad y posesión. La presencia del Espíritu Santo es la garantía que tiene el creyente de la seguridad de su salvación.
[8] Las arras son la garantía de que Dios cumplirá Sus promesas. La presencia del Espíritu Santo es la prenda o fianza de que nuestra salvación será consumada.
Creemos en la Salvación
Creemos que el Señor Jesús, que existe eternamente como Dios (Juan 1:1), fue concebido por el Espíritu Santo en María, siendo ella virgen (Lucas 1:30-35) y que nació en este mundo[1], siendo Él sin pecado (Heb 4:14-15) completamente humano y al mismo tiempo absolutamente divino (Filp 2:5-7) 27.
Creemos que el Señor Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1: 29). Durante su ministerio en esta tierra El Señor Jesús proclamó que el Reino de Dios había llegado (Mateo 12:28). Sus palabras tenían autoridad (Luc 4:32), sus obras demostraban su poder al sanar enfermos (Mateo 4:23), liberar a los oprimidos por el diablo (Marcos 1:34) y realizar milagros, y su ministerio siempre se caracterizó por ofrecer compasión y misericordia a quienes le rodeaban (Mat 9:36). Él dio Su vida en rescate por todos los seres humanos (Juan 3:16-17; 1 Tim 4:10). Creemos que el Señor Jesús, después de morir, fue sepultado y resucitó al tercer día (1 Cor 15:3-4) en cuerpo físico glorificado (Fil 3:21), luego ascendió al cielo (Hch 1:9) a la derecha de Dios Padre (Efe 1:20) para preparar un lugar para nosotros (Juan 14:1-3).
Creemos que el ser humano no puede alcanzar la salvación por sus propios méritos, obras o ritos religiosos; más bien la salvación es un regalo de Dios[2] que se recibe por fe (Efe 2:8-9). El creyente es declarado justo por Dios al confiar en Jesús para su salvación (Rom 3:26). Cristo cumplió todas las demandas de Dios quedando Su justicia satisfecha (Isa: 53:11; 2 Cor 5:21).
Quien cree en Cristo es salvo una vez y para siempre y se encuentra eternamente seguro (Juan 5:24; Rom 8:1).
Creemos que al ser salvos estamos completos en Cristo (Efe 1: 3; Col 2: 9, 10).
[1] El nacimiento del Señor Jesús fue prometido y profetizado desde el Antiguo Testamento. (Isa 9:6; Miqueas 5:2) 27 Él nunca se despojó de Su naturaleza divina. Juan 20:28
[2] Dios nos escogió soberanamente según Su plan eterno (Efesios 1:4-5); aun así, el ser humano tiene la responsabilidad de creer en Cristo (Hch 17:30). No creemos que Dios haya predestinado a nadie para la condenación (2 Pedro 3:9).
Creemos en la Iglesia
Creemos que todos los creyentes forman parte de la Iglesia[1], el cuerpo de Cristo (Efe 1:22-23), al ser bautizados en el Espíritu Santo (Rom 8:9; 1 Cor 12:12-13).
Creemos que cada creyente es un sacerdote, con plena libertad para relacionarse directamente (sin intermediarios) con Dios y servirle (I Pedro 2:5). No obstante, tenemos la responsabilidad de congregarnos en iglesias locales, donde podemos animarnos unos a otros, estudiar juntos la Biblia, y servirnos mutuamente (Heb 10:24-25).
Creemos que el bautismo en agua (Mat 28:19; Hch 18:7–8) por inmersión (Hch 8:38-39), y la Cena del Señor[2], [3] (Lucas 22:19–20; 1 Cor 11:26) son las ordenanzas para los discípulos de Cristo[4].
Creemos que el gobierno (dirección) de la iglesia local debe ser plural (Hch 14:23) y masculino (1 Tim 2:12) de parte de quienes cumplen requisitos específicos (1 Tim 3:1-7; Tito 1:5).
Creemos que la Iglesia debe estar involucrada activamente en el evangelismo, alcanzando a otros con el mensaje de salvación sólo en el Señor Jesús (Mat 28:19) con compasión y amor (Gal 6:9,10). Así mismo la Iglesia debe estar edificando a los creyentes, fortaleciéndolos (Efe 4:16).
Creemos que cada creyente es llamado a tener un testimonio de vida consecuente con su fe, que impacte su mundo con el fin de atraer a muchos a Cristo (Juan 17:18;2 Cor 5:18–20; Tito 2:10). El Espíritu Santo capacita a cada persona salva para el servicio (1 Cor 12:4–11).
Creemos que el creyente ha sido llamado para andar conforme a lo que ordena Dios (Rom 6:11–13). Sin embargo, necesitamos que Dios nos dé tanto el deseo como la capacidad de obedecerle (Filip 2:13). Aun siendo habitados por el Espíritu Santo, seguimos teniendo deseos en nuestra carne que se opone a nuestra obediencia a Dios (Gal 5:17). Por eso, necesitamos mantenernos constantemente sujetos a Cristo, guiados por el Espíritu Santo (Gál 5:16; Efe 4:22–24; Col 2:6), para obtener victoria espiritual (Rom 8:37) y experimentar la vida abundante en Cristo (Juan 10:10). Si no nos sujetamos a Cristo, el pecado se manifestará en nuestras vidas, para nuestra derrota y deshonra de nuestro Señor (1 Juan 1:4-10 7; 2:28).
Creemos que, al ser miembros los unos de los otros (Rom 12:5), los seguidores de Cristo tenemos la responsabilidad de buscar la paz y tratarnos con amor, aunque tengamos diferencias (Efe 4:3-6; Col 3:14-15).
[1] La Iglesia tuvo su inicio en el día de Pentecostés (Hechos 2), desde cuando el Espíritu Santo comenzó a habitar de forma permanente en los creyentes.
[2] Los elementos de la Cena representan el cuerpo y la sangre de Cristo de manera simbólica; Jesús fue sacrificado una sola vez
(Hebreos 9:26,28)
[3] Siguiendo el ejemplo de los primeros creyentes en nuestras iglesias locales generalmente celebramos la Cena cada domingo (el primer día de la semana) (Hechos 20:7).
[4] La participación de las ordenanzas es una manifestación de obediencia del creyente (Juan 14:21) y le trae bendición espiritual; sin embargo, no afecta a su salvación.
Creemos en la Interpretación de las Escrituras
Creemos que la Biblia tiene un Autor divino (2 Tim 3:16) y diversos autores humanos (2 Ped 1:21).
Las Escrituras, al ser inspiradas por Dios, necesitan de la guía e instrucción del Espíritu Santo (1 Cor 2:11-16), para ser interpretadas de una manera que discierna su verdad (Juan 16:13-14) y aplicación a la vida cotidiana[1], y glorifique a Dios llevando a la persona a Cristo (Juan 5:39). Tanto por su fuente divina34 como por la evidencia disponible, creemos que los sucesos históricos, los milagros, los personajes y las profecías registradas en la Biblia deben ser tomados de manera veraz y literal[2]. Al ser escrita por autores humanos, debe ser leída e interpretada de tal manera que se tenga en cuenta sus contextos históricos, gramáticos, culturales, lingüísticos, literarios y geográficos[3].
La autoría divina de la Biblia le da unidad y coherencia. Su unidad revela el plan de salvación[4] que culmina en la persona y obra de Cristo (Heb 1:1-2)[5]. Creemos que la interpretación de las Escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, debe conducir a Jesucristo (Lucas 24:44). En el Antiguo Testamento vemos evidencia de los patrones establecidos por Dios a través de personajes, eventos y sucesos que al ser examinados a la luz del Nuevo Testamento se pueden identificar como prefiguraciones[6] de Cristo.
Creemos que todo creyente, guiado por el Espíritu Santo y estudiando diligentemente, tiene la autoridad y capacidad de interpretar las Escrituras, habiendo un solo significado de un pasaje y diversas aplicaciones a la vida diaria.
[1] Es posible aprender del análisis gramático, literario, cultural e histórico de las Escrituras, pero para aplicarlas a nuestras vidas, de manera que haya salvación, vida abundante y libertad del pecado es imprescindible la obra de Dios por Su Espíritu Santo. Nuestra mayor seguridad y certeza del contenido de las Escrituras viene del carácter de quien las Inspiró. Reconocemos a Dios como el Dios de toda verdad (Números 23:19; Isaías 65:16).
[2] Aun cuando la Biblia usa figuras literarias, poesía y visiones, describe verdades históricas.
[3] El estudiante de las Escrituras debe tener en cuenta estos contextos para interpretar correctamente un pasaje.
[4] Creemos que este plan ha sido revelado de manera progresiva. Los santos del Antiguo Testamento no tenían entendimiento completo de la obra de Cristo, pero ponían su fe en la obra y plan redentor de Dios con la revelación que les había sido dada hasta el momento (Hebreos 1:1-2).
[5] Este plan de redención tiene un cumplimiento parcial en la primera venida de Cristo, y encontrará su cumplimiento absoluto en la segunda venida de Cristo (Lucas 24:44).
[6] Estas prefiguraciones (ejemplos, figuras o sombras, 1Cor.10:6-11; Col:2:16-17; Heb.8:5) son establecidas por la Biblia misma y hechas evidentes por los ejemplos y patrones desarrollados de manera histórica. Su interpretación debe ser consistente con la metodología de estudio antes mencionada.
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